Atravesar la superficie del agua mientras descendemos hacia el pasado. Trasladarnos a otra dimensión, a un pasaje de la historia donde el tiempo se detuvo en un determinado instante... Es como utilizar la máquina del tiempo para explorar aquello que la mar custodia con celo, y que, poco a poco, va formando parte de ella misma.
El buceo en pecios, restos de diferentes civilizaciones engullidos bajo las aguas por variados motivos, posee un atractivo incomparable. Naufragios, batallas navales y aéreas, tempestades, accidentes y, a veces, la voluntad del hombre, han sembrado de restos los fondos marinos del mundo entero.
Conocer la historia de un pecio, sus características, la tripulación, su carga, su destino, cómo sucedió su hundimiento hasta finalmente descansar en las profundidades, es conocer un poco más la historia del hombre a lo largo de los tiempos. No existen adjetivos para ilustrar lo que se siente al explorar determinados pecios. Uno se siente un extraño al recorrer sus entrañas y observar los misterios que encierran.
Descubierto su atractivo turístico para la inmensa mayoría de buceadores, forman parte de las rutas e inmersiones en casi todos los destinos de buceo. Esto no significa que estén al alcance de cualquier buceador. Cada pecio tiene unas características específicas que tenemos que valorar antes de intentar visitarlo. Siempre debemos planificar previamente y a conciencia este tipo de inmersiones, consideradas de mayor riesgo que las realizadas en aguas abiertas.
Factores a tener en cuenta antes de la inmersión
a) Posicionamiento histórico
Toda información al respecto será poca. En primer lugar es importante acumular datos históricos del pecio, como cuál era su misión, ruta, destino, carga, tripulación, año de construcción, causa del hundimiento, etc. Todo aquello que nos ponga en antecedentes y sitúe en el tiempo lo que vamos a ver. De esta forma valoraremos mejor la importancia de las partes del pecio a visitar, y sabremos qué buscar dentro para contemplarlo.
Algunos restos tienen prohibido todo acceso a los mismos por leyes del Estado o país en que se encuentran, debido a las características de su carga, motivos religiosos o normativas para proteger sus restos arqueológicos. En cada país existen leyes específicas, por lo que conviene informarse ya que algunas son muy severas con cualquier sustracción o cambio de ubicación de los restos.
b) Características individuales del pecio
Distancia desde la costa. Posición exacta. Profundidad de los restos. Zona menos profunda y más profunda. Profundidad media de la inmersión. Eslora y manga, dimensiones. Posición de los restos (en posición de navegación, sobre estribor, babor, boca a bajo, grados de escora...). Partes en que está dividido. Estado general de los restos. Accesibilidad a los mismos. Carga peligrosa o tóxica (sobre todo en pecios militares).
Evaluando todos estos datos, sabremos qué tipo de mezcla será la idónea (aire, nitrox...), de cuánto tiempo dispondremos en el fondo, para poder calcular la descompresión necesaria. Sabremos si necesitamos más de una inmersión para explorarlo, qué zona es la mejor para empezar o dónde no debemos entrar.
Según la posición que mantengan, será más o menos fácil perderse en los restos. Dentro de un pecio es muy fácil desorientarse. La escasez de luz, la aparición de narcosis (a más de 35-40 metros), la similitud de sus habitáculos interiores, dificultan la orientación. No respetar la velocidad de ascenso o creer que ascendemos cuando en realidad descendemos, son situaciones frecuentes al recorrer sus galerías o estancias interiores. Algunos pecios son auténticos laberintos.
Estableceremos el tiempo máximo de permanencia en el fondo, las paradas y tiempo total de descompresión. Planificaremos un recorrido (siempre de la parte más profunda a la menos profunda) de proa a popa o viceversa, determinando previamente los lugares a explorar. El perfil de la inmersión debe ser “cuadrado”, o en “V”, nunca el llamado “dientes de sierra”, con ascensos y descensos pronunciados. La banda por la que recorreremos el barco (babor o estribor) puede depender del lado en que estemos más protegidos de la corriente.
c) Características de la zona del hundimiento
Lo primero será pedir información a los clubes de buceo cercanos, guías, buceadores que lo conozcan y pescadores, acerca de las características del pecio.
Existencia de corrientes. Temperatura del agua. Condiciones de visibilidad habituales. Tipo de fondo donde descansa (sobre fango o lodo la visibilidad suele ser muy escasa). Peligros añadidos, como trozos de redes de pesca sobre los restos, en zonas de arrastre.
Fauna de la zona. Los pecios son lugares rápidamente colonizados, corales y todas aquellas formas que necesitan un substrato sólido, pueblan de vida y color sus superficies. También los peces los utilizan como refugio y son numerosas las especies que viven al abrigo, incluyendo grandes depredadores, por la cantidad de alimento que encuentran. Debemos conocer las especies que lo habitan y tener cuidado, debido a la oscuridad y estrechez, de no tener contacto con aquellas que por su picadura o mordedura puedan herirnos.
d) Material necesario para una inmersión en pecios
Como hemos comentado, no se trata de una inmersión normal y nuestro equipo debe ser más completo. En primer lugar necesitamos un traje resistente, en función de la temperatura del agua.
Desde un seco a gran profundidad hasta un traje (completo y fuerte) para aguas tropicales. Depende de muchos factores el estado de los restos (tiempo, condiciones de la zona, causa del hundimiento, material del que está hecho el pecio...). Pero todos tienen en común la existencia de metales oxidados, cortantes y puntiagudos. La madera suele ser el primer material que desaparece por su debilidad, pero hay que tener cuidado con las zonas astilladas. Por todo esto, el uso de un traje y guantes que nos protejan de cortes se hace imprescindible.
La escafandra. El jacket puede ser normal para inmersiones en los alrededores del pecio o a poca profundidad. Un jacket técnico permite obtener una mejor posición de flotabilidad en su interior, además de tener mayor número de anillas donde sujetar más cantidad de equipo (botellas, focos, carretes de hilo...).
El suministro de aire o nitrox, la elección de la capacidad de la botella o botellas, vendrá determinado por la planificación previa de la inmersión. Necesitaremos dos reguladores independientes con salida DIN o INT y, por tanto, botellas con doble grifería. Dependiendo de lo angostos que sean los lugares por donde tengamos pensado transitar, conviene utilizar un protector para la grifería que evite que se cierre un grifo al tocar con el techo de una sala o pasaje interior.
Es muy importante, bajo el agua, llevar el equipo lo más sujeto posible, sin latiguillos o elementos que pueden engancharse o cortarse con las planchas oxidadas. El ordenador deberá poder calcular la descompresión según el tipo de mezcla utilizada.
Consejos de seguridad
- La primera vez que visitemos un pecio, preferentemente debemos ir acompañados por un guía o buceador experimentado que conozca bien el pecio.
- Dos cuchillos bien afilados, con cortacabos y dientes de sierra. (No demasiado pequeños para poder efectuar palanca en caso necesario).
- Dos focos por buceador. De 25 a 50 vatios.
- Un carrete de hilo. Con 100 metros de cabo resistente al corte. Elemento fundamental en pecios complicados con facilidad para desorientarse en su interior, o cuando buceemos en aguas turbias.
- Una botella de seguridad colgada en el cabo de ascenso, a la profundidad conveniente para efectuar las paradas.
- Brújula. Tenemos que tener en cuenta que no debemos nunca confiar el retorno a un solo elemento. La brújula en el interior de un pecio o sus alrededores, se imantará y nos dará errores al tomar un rumbo, pero su información completada con la observación del pecio y el carrete de hilo guía de otro buceador, puede sernos útil.
- Como avisador acústico podemos emplear el cuchillo sobre algún elemento metálico o la botella, o bien los existentes en el mercado.
Una vez en el interior
- No hay nada dentro de un pecio que merezca la pena, como para no ser prudentes y perder el sentido común.
- Es muy importante mantener una buena flotabilidad, evitaremos el riesgo de cortes y enganchones, además de no enturbiar la visibilidad.
- Observar el estado de los restos antes de entrar en cualquier espacio. Asegurarse de que nada pueda bloquear la salida. Ojo con las escotillas y compuertas.
- No es conveniente que entren más de dos buceadores en los lugares estrechos o pequeños. Esperar turnos para acceder.
- Cuidado con las corrientes internas y oleaje en pecios a poca profundidad. Las olas producen el efecto de sifones en los espacios internos del pecio.
- Muchos tiene multitud de cabos y cables sueltos, estaremos atentos para no engancharnos.
- Respetar siempre la regla de los tres tercios. Un tercio para explorarlo, otro para regresar y el tercero de reserva de seguridad.
Momentos para disfrutar en la exploración de un pecio
Cada pecio tiene un atractivo singular, pero hay una serie de situaciones comunes a la mayoría de ellos:
- El momento en que aparece diluido en el azul, mientras vamos sobrevolando su estructura, es impresionante.
- Descender a la enorme hélice, inmóvil sobre el fondo, y sentirse diminuto ante la descomunal popa, imaginando cómo se alejaba propulsado por ella.
- Observar a contraluz las estructuras de la cubierta, las chimeneas o mástiles.
- Ponerse al mando del timón en el interior del puente de mando.
En cualquier caso: seamos testigos de la historia, admiremos estos museos sumergidos sin dejarnos llevar por la codicia y mantengamos siempre la prudencia.