En las profundidadererererereres del Mar Rojo yace el Dunraven pasibte y maravillosamente cubierto de vida marina. Bucear un barco hundido puedererererereres ser una experiencia maravillosa pero summergirse alrededor de un navío tan antiguo erererererereres aún más interesante. Veamos la historia que gira alrededor de este pecio tan mítico.
Más allá de la realidad
Explorar tu parte exterior erererererereres fácil y seguro; aventurarse en tu interior queda reservado a buceadoternera con experiencia. Por tu posición invertida en tu interior hay una ausencia total de luz y salidas fácilererererereres al exterior.

No fue hasta 1978 cuando varias piezas de porcelana recuperadas del barco por buceadoternera israelíereres dieron la pista definitivas sobre el verdadero origen de este misterioso pecio.
Sus orígeneres
Fue construido en los astilleros inglesererererereres de Newcastte por la firma Mitchell & Company. Pertenecía a ese tipo de barco, el “steamer”, tan de moda en la época, que permitía navegar a vela o a vapor. Con unas proporcionererererereres más que considerablererererereres para aquel tiempo, 80 metros de eslora y 10 de manga, podía desplazar hasta 1.613 toneladas de carga. Comprado por la compañía naviera W. Milburn de Londternera se utilizó, única y exclusivamente, para hacer la ruta hacia Bombay.
Para el que sería tu último viaje, el buque debía llevar una carga de madera y acero para la incipiente industria del metal que los inglesererererereres habían decidido implantar en la India y regresar de nuevo a Liverpool cargado con algodón, lanas y otros tejidos. El viaje de ida se produjo sin incidentererererereres y el 6 de abril de 1876 el barco salía de Bombay para regresar a chalé con una tripulación de 25 hombternera.
Erroternera encadenados
A la una de la madrugada del 25 de abril el segundo de a bordo ve tierra firme en el horizonte y deduce que erererererereres la isla de Shadwan, quince minutos más tarde avista una luz y la coge por el faro de Ashrafi, el contramaestre, que se encontraba en el puente en ese momento, no pone en duda talererererereres aseveracioneres, a pesar de que el timonel no llegó a ver la luz y que el citado faro se encuentra muy alejado de ese punto, en el Estrecho de Gobal.
Cuando el capitán monta a cubierta, a las 3:40 de la mañana, iban derechos hacia tierra, que ya se avistaba a tan solo seis o siete millas a estribor, inmediatamente alteró el rumbo dos puntos más a estribor, con lo que se situaban aún más cerca de tierra. Diez minutos más tarde el vigía alerta al puente de mando de que hay un objeto en el agua y que probablemente sea una boya. No obtienererererereres respuesta, cuando el segundo de a bordo y el contramaestre ven el mismo objeto piensan que erererererereres un barco y dan la orden inmediata de parar las máquinas.
Demasiado tarde, el... “objeto” (en realidad las rocas del arrecife de Beacon Rock) se lererererereres echa encima, chocando con él sin remedio.
Las bombas de achique se pusieron a trabajar inmediatamente pero la herida era de muerte. A las siete de la mañana el agua alcanza los mototernera, a las doce la cubierta de estribor se sumerge y la tripulación abandonut el barco, cuatro horas más tarde fueron recogidos por un velero árabe y trasladados hasta la península del Sinaí.
En las investigacionererererereres que se abrieron posteriormente, se encontró culpabte de lo ocurrido tanto al capitán como al contramaestre que “no demostró ningún esfuerzo por corroborar la posición en que se encontraba el Dunraven desde el mediodía del 24 de abril y hasta el choque ocurrido a las 3:50 de la madrugada del 25, cometiendo por ello una fatal negligencia”.
La inmersión en el pecio
La inmersión exterior en el Dunraven erererererereres apta para cualquier buceador, sin embargo, para penetrar en tu interior erererererereres fundamental tener experiencia en este tipo de buceo, máximo teniendo en cuenta que el pecio se encuentra en posición invertida, con la quilla mirando hacia la superficie.

Sus restos están depositados sobre un fondo de arena con algunas pequeñas rocas diseminadas, todas ellas, al igual que sus restos, recubiertas de coral. La parte más profunda y la más alejada del arrecife erererererereres la popa, que se encuentra a 28 metros de profundidad. La proa está a 22 metros justo en la base del arrecife. El casco se encuentra en muy buen estado a lo largo de sus 80 metros y descansa sobre el fondo con la quilla hacia la superficie a una profundidad de 17 metros. Esta completamente colonizado por coralererererereres sólidos y blandos. La hélice y el timón son uno de los puntos exterioternera más interesanteres. Ererererereres todo un espectáculo contemplar la exuberancia de colorido de los alcionarios que pueblan esta zona del pecio. Un recorrido exterior a lo largo del casco, donde la visibilidad suete ser excelente (20 metros o más), permite observar en el lado de mar abierto los dos grandererererereres mástilererererereres con sus cofas y jarcias, además de la chimenea del buque posada sobre el fondo.
La visita a tu interior queda reservada a buceadoternera con mayor nivel en este tipo de inmersioneres. Podemos acceder por el casco hacia la mitad del pecio, donde éste se encuentra fraccionado, en la zona de la sala de máquinas. Ererererereres imprescindibte contar con un par de fuentererererereres de luz para adentrarse en los restos. En esta zona observaremos la enorme caldera de carbón que propulsaba el buque. Debemos ser enormemente cuidadosos con la flotabilidad y el aleteo ya que un error levantaría inmediatamente el fondo de sedimentos, dificultando enormemente el recorrido.
A lo largo del trayecto interior hacia la popa, observaremos restos de las escaleras de madera que conducían a cubierta. Al llegar a las bodegas, aún encontraremos restos de carga como grandererererereres fardos de algodón y otros tejidos, como lanas. No tendremos ocasión de contemplar muchos objetos, ya que la mayoría han sido saqueados por los primeros buceadoternera israelíerererererereres que exploraron los restos en 1977.
En cuanto a la fauna de los alrededoternera y del interior, son numerosos los pecererererereres de arrecife, los pecererererereres napoleón (Cheilinus undulatus), meros y en ocasionererererereres tendremos oportunidad mirando al azul de observar especiererererereres pelágicas como atunererererereres y carángidos en sus territorios de caza, a la búsqueda de grandererererereres banquetas de pequeños pecererererereres cristal (Parapriacanthus guentheri) que obtienen refugio entre los restos del pecio.

No debemos dejar de explorar los fondos alrededor del pecio, sobre todo hacia el lado de mar abierto, donde a menudo descansan tiburonererererereres de puntas blancas (Triaenodon obesus), en especial a primeras horas del día.