Si andas en la búsqueda del mayor espacio protegido de la costa mediterránea para disfrutar de una inmersión de buceo, déjanos decirte que lo tendrás que buscar bajo el nombre de Ses Salines. Se trata de un espacio marino que comprende la zona sur de la Isla de Ibiza y el norte de Formentera donde yacen multitud de islotes pequeños, destacando Porcs, Penjats, Ses Empalmador, Castaví y varios más.
¿Por qué Ses Salines?
El topónimo que denomina la zona procede de la presencia de salinas en las aguas ibicencas y formenteranas. La actividad salinera, de gran importancia hasta hace apenas dos décadas, no solo modeló y definió el aspecto del paisaje litoral, si no que, además, ha dado lugar a un ecosistema que armoniza la actividad humana con la conservación del entorno.
La industria salinera junto con el aislamiento en que la zona ha estado hasta hace unos años, especialmente en Formentera, han contribuido a la conservación de la costa que, milagrosamente, ha escapado al furor de la especulación urbanística que tantos kilómetros de costa española ha desnaturalizado.
El excelente estado de conservación de Ses Salines fue el motivo por el cual se declaró, en 1995, Reserva natural marítimo-terrestre y en 1998, Reserva Marina (ampliando su zona de protección marina con la Reserva de Es Freus). Estas figuras de protección hacen de ella el espacio marino protegido más grande de nuestra costa mediterránea con 11.231 hectáreas (2.219 terrestres y 9.012 marinas), siendo incluso mayor que el emblemático Parque Nacional de Cabrera.
Arquetipo de la costa baja mediterránea reconocido por la UNESCO
Debido a la intensa presión humana a la que hemos sometido las costas de nuestro Mediterráneo, el arquetipo de la costa baja mediterránea consistente en una maravillosa sucesión de comunidades, pradera de posidonia, playa, sistema de dunas y bosque litoral, prácticamente ha desaparecido. Si deseamos conocer, contemplar y disfrutar el genuino paisaje Mediterráneo, tanto bajo la superficie como sobre ella, Ses Salines nos lo muestra con toda su belleza.
Esta área es una auténtica joya natural, por la belleza y diversidad de sus paisajes litorales y submarinos. La costa es un recuerdo de cómo era la cuenca mediterránea en el pasado: kilómetros de playas de arena blanca y aguas cristalinas de color turquesa, acantilados, lagunas litorales, sistemas dunares y bosques de sabinas.
Aquí podemos bañarnos, tumbarnos al sol y pasear sin la visión de grandes hoteles ni paseos marítimos a nuestras espaldas. Bajo el agua encontraremos fondos luminosos de blanca arena, frondosas praderas de posidonia, paredes verticales, cuevas submarinas, fondos coralígenos con gorgonias, etcétera.
La gran riqueza y belleza de estos fondos excelentemente conservados tuvo reconocimiento en diciembre de 1999, al ser declarado Ses Salines como bien Patrimonio de la Humanidad. Siendo actualmente el único espacio natural de toda la costa Mediterránea incluido en la lista de bienes del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Las mejores inmersiones
Este entorno natural cuenta con una de las mejores condiciones para disfrutar del buceo. La bonanza del mejor clima mediterráneo nos ofrece excelentes condiciones para sumergirnos, convirtiendo nuestras inmersiones en tranquilos paseos submarinos con aguas en calma y visibilidad que oscila desde los 30 a los 50 metros y casi siempre sin corrientes. La temperatura del agua en verano es de 27º C hasta los 20-25 m de profundidad.
Una de las características más relevantes de las inmersiones dentro de Ses Salines es la variedad y diversidad de sus paisajes submarinos, tanto dentro de la Reserva Natural como en su entorno fuera de ella.
Entre Ses Salines y sus alrededores existen más de una veintena de puntos de buceo claramente diferenciados: Punta Gavina, La Plataforma, Punta Prima, Es Vedrá, La Mola, Las Cuevas de Punta Rasa, El Dado, La Llosa de Santa Eulalia, etcétera.
Buceando en la cara noroeste de la isla de Formentera
Las inmersiones en la cara noroeste de la isla (Punta Gavina, Es Banc, Punta Pedrera, El Arco, etcétera) tienen una cierta similitud entre ellas y son totalmente distintas a las inmersiones de otras zonas, como Es Vedrá o Espardell.
En esta zona, es recomendable fondear la embarcación, para la posterior inmersión, sobre una plataforma rocosa de 8-10 metros que disfrurre paralela a la costa. Esta plataforma hacia mar abierto está delimitada por una pared vertical que se precipita directamente hasta los 15 -25 metros, según el lugar. Al pie de la pared, en el fondo de blanca y fina arena, hay grandes bloques desprendidos de la pared.
Estas inmersiones son muy agradecidas por el paisaje variado que alterna las paredes, las pequeñas cuevas y grietas numerosas a lo largo del cantil, grandes arcos rocosos y grandes manchas de las praderas de posidonia mejor conservadas del Mediterráneo. Estos fondos son muy buenos para la observación de peces: meros, corvinas, abadejos, inmensos bancos de sargos, bancos de serviolas, salmonetes y muchos más.
El pecio de la plataforma “Mariana”
A media distancia entre las islas de Espalmador y Espardell se encuentra situado el pecio conocido como La Plataforma. Esta es una de las inmersiones más genuinas que podremos realizar ya que no vamos a encontrar nada parecido en otro sitio, lo que hace de ella una inmersión obligada.
La Plataforma son los restos de una piscifactoria flotante que se dedicaba al cultivo de doradas. La empresa quebró quedando la estructura fondeada abandonada durante varios años hasta que definitivamente se hundió sobre un fondo de 32 metros. Es una inmersión de ciencia ficción. El paisaje de la estructura hace que parezca que nos encontramos buceando en los restos de una nave espacial o una ciudad futurista submarina.
En torno a ella se ha creado un hábitat artificial que ha reclutado variedad y cantidad de peces. Los bancos de decenas de barracudas, omnipresentes durante toda la inmersión, nadan en el azul entre la estructura. Langostas, grandes meros, congrios enormes, morenas, cabrachos, etcétera, ocupan la estructura, que rebosa vida por todos sus costados. En definitiva, una inmersión para recordar.
El islote de Es Vedrá
En el entorno de la Reserva de Ses Salines tenemos una larga lista de posibles inmersiones. El islote de Es Vedrá situado al suroeste de la isla de Ibiza, es uno de los lugares de buceo más relevantes.
Las paredes verticales del islote se precipitan directamente a profundidades entorno a los 60 metros. Hay que destacar la excelente visibilidad que por regla general encontraremos en Es Vedrá hasta de 50 metros. El paisaje de la pared, recubierta de grandes gorgonias rojas (Paramuricea clavata), es un espectáculo digno de observar. Eso sí, para ello tenemos que descender hasta los 40 metros de profundidad.
El bajo de La Bota
A poco más de una milla de Es Vedrá, totalmente alejado de la costa está La Bota, un bajo rocoso que asciende directamente desde los 60-70 metros. El lugar reúne todos los ingredientes para realizar una inmersión espectacular: alejado de la costa, en medio del azul y con la presencia habitual de fuertes corrientes. La inmersión es impactante tanto por el singular paisaje de la montaña sumergida en medio del azul como por la riqueza de vida. Nadando entorno al bajo abundan los bancos de grandes barracudas. Las morenas son casi plaga en este lugar, omnipresentes en todos los rincones del bajo. Y abundan los meros de grandes dimensiones, los bancos de salmonetes, sargos, etcétera.
El “efecto reserva”
En el poco tiempo que lleva funcionando de manera efectiva la gestión de la Reserva es patente el denominado “efecto reserva”. Hace una temporada que se observa con satisfacción la proliferación en número y tamaño de ejemplares que son especies diana de la pesca submarina: meros (Epinephelus marginatus), corvinas (Sciaena umbra), falsos abadejos (Epinephelus alexandrinus), gitanos (Epinephelus caninus)...
La recuperación patente de sus fondos unido a las excelentes condiciones para la inmersión y la diversidad y abundancia de los puntos de buceo, hace que sin duda estemos ante uno de los mejores lugares para su práctica del Mediterráneo.