La mayoría de las lesiones de espalda se deben a nuestra conducta, tanto en la vida cotidiana como si practicamos turismo activo. Debemos tener en cuenta algunas recomendaciones para que podamos disfrutar de la vida sin lesiones de ningún tipo.
Desde el punto de vista de la evolución hemos sido diseñados para caminar “a cuatro patas”. Cuando nuestros antecesores adoptaron la postura erguida hace seis millones de años, las consecuencias fueron, por ejemplo, una mejor visión (pudieron ver un horizonte más lejano, establecer mejor la medida de las cosas según sus propias dimensiones, etc.), nuestros miembros anteriores (brazos y manos) se pudieron especializar en tareas que van más allá del apoyo y la defensa, etc. Pero también fueron consecuencias nefastas para la espina dorsal, que a partir de entonces tendría que acarrear con el peso de la mayor parte del cuerpo.
Por lo tanto, hemos de considerar a nuestra espalda como una de las “joyas” que hay que mimar más de entre todos los “tesoros” que nuestro cuerpo contiene. Aprender técnicas para proteger nuestra espalda, como por ejemplo levantar objetos muy pesados sin forzarla, es -evidentemente- mucho más rentable que someternos a varios tratamientos una vez que ya nos hemos lesionado.
En el caso de recoger objetos pesados, la solución es simple, aunque el acostumbrarse es otra cosa. Por lo general, nuestra costumbre es hacer justamente todo lo contrario; cuando nos agachamos para levantar algún objeto pesado lo hacemos doblando nuestra espina dorsal cuando en realidad quien tiene que hacer el trabajo son nuestras piernas y nuestros brazos.
Cuando se nos cae al suelo algo, por ejemplo un bolígrafo o las llaves ¿cómo lo recogemos? Doblando la espalda. Nunca nos agachamos con las piernas. Cada vez que hacemos eso -y son muchas veces- estamos maltratando a nuestra espina dorsal. De hecho, la mayoría de las lesiones más comunes de espalda son consecuencia del levantamiento incorrecto de objetos. En resumen, hay que acostumbrarse (no es fácil) a “bajar” con las piernas; por muy elásticos que nos creamos, si nos hemos “agachado” con la espalda, no es lo mismo hacer el recorrido inverso con un lastre.
Es importante aprender a levantar objetos de mucho peso. Hay que asesorarse por un especialista y luego acostumbrarse ha hacerlo en el “día a día”, que es lo más difícil. Los ejercicios de refuerzo y mantenimiento no están de más. Consulta a tu médico o a un especialista serio.
Asimismo cuando realizamos deportes de aventura, como el snowboard, tenemos que tener en cuenta que a la hora de los giros o de las propias caídas, nuestra espalda puede sufrir algún percance. Tomar las precauciones necesarias es lo que nos salvará de posibles lesiones incómodas.