Parece ser que el Marcadau debe su nombre al mercado de ganado que entre franceses, aragoneses y navarros se organizaba en el Pla de Goule desde el siglo XIV. La región, salvaje y lejana, reúne las condiciones óptimas para satisfacer a los amantes del snowboarding y del esquí de montaña.
Una comarca y un refugio con historia, variedad de cumbres e itinerarios, buena innivación y para muchos aficionados más habituados a practicar el snowboard y el esquí alpino en la vertiente sur del Pirineo, el atractivo del descubrimiento. El acceso más natural y cómodo a esta privilegiada zona se realiza desde el Plateau du Clot, pasado Pont d’Espagne, punto más conocido que el primero por ser el inicio del valle de Gaube, vía de acceso al imponente Vignemale.
También se puede llegar desde Aragón atravesando el collado de la Facha o el collado de Marcadau, ambas opciones menos directas y de tal longitud y compromiso que son en si mismas travesías de consideración.
Justo en el corazón de la región, donde antaño se realizaba el intercambio de animales, se levanta el refugio Wallon. Su entorno, con los riachuelos abriéndose paso entre la nieve y los pinos más o menos dispersos alrededor, invita a una estancia reposada y tranquila. Como también lo hace el inmenso y confortable caserón, uno de los más antiguos del Pirineo.
Fue fundado en el año 1906 y ha sufrido diversas modificaciones, aunque aun conserva el sabor de lo añejo. El refugio lleva el nombre de un reconocido geógrafo de finales del siglo XIX, gran explorador de esta zona del Pirineo. De allí parten tres valles bien definidos, abiertos en abanico: Cambalés, Marcadau y Arratille. Los respectivos cauces dibujan las rutas principales de excursión hacia no menos de 10 cimas surfeables.
La principal cumbre de la región es la Gran Facha, un tresmil muy querido por nuestros vecinos franceses. Su aspecto es serio y aunque se asciende prácticamente en peregrinación el día 5 de agosto, festividad de la Virgen de las Nieves, en invierno el itinerario no es trivial, con una larga y aérea trepada final.
Además de esta ascensión el amplio circo de montañas que rodea el refugio Wallon nos ofrece otras posibilidades para el snowboard y esquí de montaña igualmente magníficas: Soum de Bassia, Bernat Barrau, Cambalés, Pene d’Aragon, Petite Fache, Pantet, Punta de la Muga, Grand Pic de Peterneille, Jumeaux y Alphonse Meillon ofrecen buenas rutas y sobre todo, descensos directos de gran interés. Estas cumbres, siendo más anónimas que “la Facha” son objetivos interesantes que invitan a prolongar la estancia en el Wallon.
El surfero o el esquiador de montaña, por si lo expuesto hasta ahora no le parece suficiente, tiene además la posibilidad de realizar bellas travesías a los refugios más cercanos. Respomuso por el collado de la Facha, Panticosa por el port de Marcadau y Oulettes de Gaube por los collados de Arratille y Mulets, a una jornada del Wallon, permiten itinerarios circulares de ida y vuelta, además de otras combinaciones de travesía. En este caso las combinaciones de etapas dependen tan sólo de la imaginación y las ganas del aventurero, pudiéndose trazar una “alta ruta” de muchos quilates. ¡El límite está en el tiempo que se dispone y en las piernas!
La orientación, preferentemente norte y la cota del refugio (1.865 m) son avales de buena innivación. Si además atendemos la situación occidental del macizo, más proclive a las grandes nevadas que otras zonas del Pirineo, incluso puede afirmarse que a inicios de temporada la nieve puede ser excesiva, al menos en lo referente a las condiciones de seguridad.
Por todo puede contarse como la mejor época para visitar el Marcadau con tablas o esquís la primavera, dado que las alturas medias de las cumbres también son garantía de buenos desniveles, próximos en todos los casos a los 1.000 metros esquiables. De todos modos este tipo de orientación no pasa de allí, más aun si atendemos a la irregularidad climática que nos acecha.
En todos los casos, y aunque los itinerarios propuestos no tienen una gran exposición a los aludes, no está de más recordar que transitar en invierno por el Pirineo Occidental y Central exige siempre un buen conocimiento de las condiciones y una continua evaluación de los riesgos. Una de las máximas de los deportes de riesgo es ir bien preparado.